jueves, 28 de octubre de 2010

EFECTOS DE LA ROPA, LAS JOYAS Y OTROS ACCESORIOS SOBRE NUESTRA SALUD Y POSTURA


El diseño de ropa y joyas, al igual que el del calzado, deriva del gusto personal del consumidor y no siempre tiene en cuenta lo que es mejor para su salud corporal. Restricciones elásticas del flujo linfático (Singer y Grismaijer, 1995), así como la continua compresión de los tejidos miofasciales, podrían dar lugar a edema localizado y a una crisis energética local coherente con la que se observa en la formación de puntos gatillo (Simons et al. 1999). Deben tenerse en cuenta elementos restrictivos tales como correas de reloj usadas alrededor de la muñeca, bandas elásticas y estrechas utilizadas alrededor de la cintura en pantalones y faldas y los componentes elásticos de ropas interiores (sostenes, corsés).

La constricción crónica causada por vestimentas (CCV) (Singer y Grismaijer, 1995) puede tener sobre los tejidos un efecto a largo plazo. La siguiente lista incluye algunos de los ejemplos más obvios de ropas constrictivas y de tensiones posturales asociadas con el empleo de accesorios. Se invita al lector a considerar otras posibilidades de presión crónica sobre los tejidos miofasciales impuestas por vestidos y accesorios.

  • Collares y corbatas estrechos pueden inducir patrones de referencia de puntos gatillo en el ECM (Simons et al. 1999) o reducir el flujo sanguíneo al encéfalo, en especial en personas con arteriosclerosis (Singer y Grismaijer, 1995).
  • Medias y calcetines que llegan hasta la rodilla, con bandas elásticas para sujetarlos, pueden perpetuar puntos gatillo en el peroneo lateral largo, el extensor largo de los dedosdel pie y el gastrocnemio (Travell y Simons, 1992), restringir el flujo linfático y contribuir al desarrollo de venas varicosas (Singer y Grismaijer, 1995).

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  • Una chaqueta pesada, la cinta de una bolsa para que ésta cuelgue del hombro o las cintas de un sostén pueden activar puntos gatillo en la parte superior del trapecio (Simons et al. 1999).
  • Gargantillas o collares pesados pueden empujar la cabeza y el cuello hacia delante, produciendo una tensión indebida sobre los músculos cervicales posteriores (experiencia personal y clínica de la autora JD).
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  • La prensión de la boquilla de una pipa o para cigarrillos entre los dientes, o el uso de una dentadura postiza mal ajustada pueden activar puntos gatillo en los músculos maseteros
    (Simons et al. 1999).
  • Pueden adoptarse posturas cefálicas tensionadas en asociación con lentes de contacto o gafas nuevas, destinadas a evitar reflejos luminosos en las lentes o a mirar a través de una zona específica de ellas (Lockett, 1999, Simons et al. 1999), lo que podría afectar los músculos cervicales posteriores, mandibulares y posturales.
  • Caminar con un bastón demasiado largo o no utilizado apropiadamente puede activar puntos gatillo en la zona superior del hombro (Simons et al. 1999).

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  • El uso de un bastidor (andador) para caminar, sobre todo cuando la persona lo lleva demasiado adelantado, puede inducir una posición cefálica adelantada que, a su vez, active puntos gatillo en los músculos cervicales y masticatorios.
  • Las bandas elásticas usadas en la zona superior del brazo (como en una camisa de mangas cortas) pueden irritar el deltoides, el bíceps y el tríceps y restringir el flujo linfático; evitar esto último es particularmente importante en la atención a posmastectomizadas.
  • Una billetera guardada en el bolsillo de atrás de un pantalón puede irritar los músculos glúteos y el piriforme, causando una «ciática del bolsillo de atrás» (Travell y Simons,1992), la cual con frecuencia se alivia mediante una «billeterectomía» con inactivación de los puntos gatillo.
  • El uso crónico de una faja dorsal puede debilitar los músculos vertebrales de sostén, haciéndolos particularmente vulnerables cuando se les imponen exigencias sin empleo de la faja. La limitación del tiempo transcurrido con la faja colocada y la adición de ejercicios destinados a reforzar la zona lumbar y los músculos abdominales puede constituir unamejor elección que el uso constante de la faja.
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  • El uso de correas en mochilas, bolsas o equipajes pesados puede tensionar el trapecio (Simons et al. 1999) y/o los músculos de la zona anterior del hombro. El uso de mochilas pesadas se ve ahora con frecuencia incluso en niños de corta edad, para quienes no se dispone de armarios en las escuelas y que deben transportar libros pesados a veces en proporciones cercanas a su propio peso corporal, desde la escuela a su casa y viceversa.

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  • El esfuerzo por transportar a un niño, tanto sobre la cadera como sobre los hombros, produce tensión postural no sólo por el mayor peso portado, sino asimismo por las distorsiones aplicadas a la estructura humana. Las mujeres tienden a transportar al niño sobre la zona lateral de la cadera (con lo que distorsionan la pelvis y las zonas lumbares, así como los puntos portadores de peso de piernas y pies), mientras que los hombres tienden a transportar a los niños sobre los hombros (presionando así la cabeza y el cuello hacia una posición adelantada). Por otra parte, puesto que el «sujeto cinético» transportado rara vez permanece quieto, el cuerpo del adulto debe ajustarse constantemente para un reposicionamiento postural basado en una modificación dinámica (y a menudo brusca) del centro de gravedad.

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  • Muchos dispositivos que se han diseñado para ayudar a transportar al lactante (cabestrillos, mochilas para frente y dorso, cestas) presentan su propio repertorio de producción de tensiones posturales, entre ellas posición adelantada de la cabeza, oclusión de la parte superior del trapecio por mecanismos de sujeción mediante correas o carga de peso adicional (del niño más el dispositivo transportador) en un brazo.
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  • La presión sobre la parrilla costal que proviene de un sostén femenino ajustado puede activar puntos gatillo en el serrato mayor, el dorsal ancho o el serrato posteroinferior (Simons et al. 1999).
  • La estructura rígida de un sostén femenino puede irritar fibras del pectoral mayor derecho o del tejido intercostal entre las costillas 5a y 6a, lo que puede producir puntos gatillode arritmia cardíaca capaces de alterar el ritmo cardíaco normal (Simons et al. 1999).


Singer y Grismaijer (1995) han estudiado con mucho detalle la naturaleza constrictiva de los sostenes femeninos y las posibilidades de supresión del drenaje linfático normal en el
área mamaria. Escriben:
Al afectar los vasos linfáticos más que los sanguíneos, una presión mínima sobre el cuerpo puede provocar que los vasos linfáticos se cierren en tanto permanecen abiertos las arterias, los capilares y las venas. Esto significa que la sangre continúa fluyendo
hacia el área constreñida, alimentándola con oxígeno y manteniendo vivo el tejido, en tanto se aglomera líquido linfático rodeando las células.

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Al acumularse líquido circundante, la nutrición y la remoción de desechos pueden inhibirse. «Esto reduce todas las funciones celulares. Las toxinas se acumulan, intoxicando aún más las células. Por último, la inanición a largo plazo de los tejidos y la acumulación de toxinas pueden provocar degeneración. » Estos autores observan un mayor riesgo de cáncer mamario en aquellas mujeres que usan sostenes durante más de 12 horas por día y que «una mujer que lleva sostén 24 horas por día presenta una probabilidad 125 veces mayor de desarrollar cáncer de mama que otra que nunca lo usa».

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La elección de no usar sostén puede no ser cómoda desde los puntos de vista físico o social. Sin embargo, se sugiere elegir la reducción del tiempo de uso, aflojar el grado de sujeción u optar por otro tipo de vestimenta estando en el hogar (como un albornoz o una malla) que produzca menos oclusión del flujo linfático como alternativas frente a la restricción constante.

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Por otra parte, se recomienda la terapia periódica de drenaje linfático de mama, tórax y brazos a
quienes usen de manera más constante ropas constrictivas o presenten síntomas correspondientes a los procesos mencionados. Lewit (1983) es muy específico en su condena de algunas formas de ropas interiores para ciertos tipos físicos. Un sostén adecuado es de extrema importancia para las mujeres
con mamas de mayor tamaño. Con demasiada frecuencia vemos a pacientes del sexo femenino que elevan sus mamas con sostenes demasiado pequeños, o con cintas estrechas que cortan profundamente la piel de los hombros. Esta constante tracción sobre los hombros es suficiente para frustrar cualquier intento de tratar la columna cervical o de corregir la estática corporal.
En tales circunstancias, Lewit aconseja firmemente sistemas de sostén más robustos. Simons et al. (1999) sugieren sostenes más amplios, inelásticos, o que distribuyan la presión mediante la colocación de placas de plástico blando bajo las cintas.

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