sábado, 11 de septiembre de 2010

CAPITULO III: SENSACIÓN + SELECCIÓN + PERCEPCIÓN = VISIÓN

Antes de iniciar una descripción detallada de las técnicas del doctor Bates y sus continuadores, me gustaría dedicarle algunas páginas al estudio del proceso de la visión. Este análisis permitirá, espero, aclarar dudas de estas técnicas, algunas de las cuales podrían, de otro modo, aparecer como inexplicables y absurdas.
En el proceso de ver, nuestras mentes toman los hechos del mundo exterior a través de los ojos y del sistema nervioso. En ese momento, la mente, los ojos y el sistema nervioso están íntimamente ligados para formar un todo. Lo que perturbe un elemento de este todo, afectará a los otros elementos. En la práctica observamos que sólo es posible actuar directamente sobre los ojos y la mente, pues el sistema nervioso que los relaciona, no puede ser influenciado más que indirectamente.
La estructura interna y el mecanismo del ojo fueron estudiados minuciosamente, y podemos encontrar grandes descripciones en los libros de oftalmología o de óptica fisiológica. No intentaré hacer un resumen; lo que en verdad me interesa no son las estructuras anatómicas y los mecanismos fisiológicos, sino el proceso de la visión, en el cual, éstas estructuras y mecanismos entran en acción para darle a nuestra mente el conocimiento del mundo exterior.
En los siguientes párrafos utilizaré el vocabulario que emplea el doctor C.D. Broad en "The Mind and Its Place in Nature", un libro que debido a la naturaleza y exactitud de su análisis y la enorme claridad de sus argumentos, se debe incluir entre las obras maestras en la literatura fisiológica moderna.

El hecho de la visión puede ser descompuesto en tres procesos auxiliares: un proceso de sensación, uno de selección, uno de percepción.
Lo que sentimos al ver, es una serie de sensa dentro de un determinado campo. (Un sensum visual es uno de los pedazos coloreados que conforman, por así decirlo, la materia prima de la visión, y el campo visual es la suma de todos estos pedazos coloreados que se pueden sentir en un mismo momento.
A la sensación le sigue la selección, que es un proceso mediante el cual una parte del campo visual es
examinada y separada del resto. La base fisiológica de esto se basa sobre el hecho de que el ojo elabora sus imágenes más claras en el punto central de la retina, la región macular con su diminuta fovea centralis, el punto donde la visión se vuelve más aguda. Hay también, lógicamente, una base psicológica para la selección.
Generalmente, en cualquier circunstancia hay alguna cosa dentro del campo visual, en la que tenemos más interés en diferenciar que cualquier otra parte del campo.

El último proceso es la percepción. Este hecho regula el reconocimiento del sensum seleccionado como la visión de un objeto real que existe en el mundo exterior. Es importante recordar que los objetos reales no se dan como datos acabados. En principio, sólo obtenemos una serie de sensa; y un sensum, para el doctor Broad, es algo que carece de referencias. En otras palabras, el sensum, como tal, es un simple pedazo coloreado que no tiene similitudes con ningún objeto real externo. Éste aparece sólo cuando hemos seleccionado el sensum y lo hemos percibido. Son nuestras mentes, las que interpretan el sensum como un objeto en el espacio.
Un hecho sobresaliente en la conducta de los niños, es que no llegan a este mundo percibiendo claramente los objetos. El recién nacido comienza por sentir una masa de sensa indeterminados, que no selecciona ni percibe como objetos reales. Poco a poco, aprende a diferenciar los sensa que tienen para sus fines específicos, mayor interés y significación. Una vez seleccionados estos sensa, alcanza poco a poco, mediante un proceso de interpretación correcta, la percepción de los objetos externos.

Este don de interpretar sensa como objetos reales externos quizá es innato, pero necesita, para su correcta manifestación, de un depósito de experiencias acumuladas y una memoria capaz de preservar ese depósito. La interpretación de sensa como objetos físicos, sólo se hace rápida y mecánicamente cuando la mente se basa en sus experiencias pasa das de sensa similares que fueron interpretados de un modo análogo.
En los adultos, los procesos de sensación, selección y percepción son siempre simultáneos. Sólo nos damos cuenta del proceso total de ver los objetos, pero nunca de los procesos auxiliares que terminan en la visión. Quizá, privando la actividad de la mente, se pueda lograr la captación de ciertos sensum como tales, o sea, tal y como se presentan a los ojos del recién nacido. Sin embargo, esas captaciones son imperfectas y de poca duración.
Para el adulto, una experiencia de sensación pura sin la percepción de los objetos reales, sólo se logra, en ia mayoría de los casos, en determinadas condiciones anormales, si los mecanismos superiores de la mente fueron desconectados por medicinas o enfermedades. Experiencias así, no pueden ser examinadas introspectivamente mientras tienen lugar; pero frecuentemente, se pueden recordar cuando la mente ha recobrado su estado normal. Recordando estos hechos, se puede obtener un cuadro real de esos procesos de sensación, selección y percepción, que terminan en el proceso 'final de ver los objetos físicos existentes en el mundo exterior.

Un ejemplo

Como ejemplo, comentaré una experiencia personal mientras "regresaba" de un anestésico suministrado en la silla del dentista: Al recobrar el conocimiento, aparecieron sensaciones visuales puras, completamente carentes de significación. Tal como las puedo recordar, no eran objetos que existieran allí, en el mundo familiar y tridimensional de la vida diaria. Eran pedazos coloreados existentes en y por sí mismos, sin ninguno relación con el mundo exterior o conmigo, pues el conocimiento de mi propia identidad faltaba aún por completo, y estas impresiones sensoriales de significación y aisladas del contexto no eran mías; simplemente existían.
Esta forma de conocimiento tuvo una duración de uno a dos minutos; después, el efecto del anestésico se disipó algo más y se dio un cambio notable. Los pedazos coloreados ya no eran simplemente eso, ahora se asociaban con ciertos objetos existentes en el mundo tridimensional exterior —particular mente, el frente de la casa que se observaba a través de la ventana situada frente a la silla en que estaba sentado—. La atención recorrió el campo visual, escogiendo algunas partes y percibiendo éstas como objetos reales. De ser vagos y sin ningún significado, los sensa se transformaron en manifestaciones de cosas concretas, pertenecientes a una categoría familiar y ubicadas en un mundo conocido de objetos sólidos. Así reconocidas y clasificadas, estas percepciones (no les digo "mis" percepciones, ya que "yo" no había hecho aún mi aparición en la escena), se volvieron más evidentes, y un sinnúmero de detalles, no reconocidos mientras los sensa carecían de significación, eran ya percibidos y valorados. Lo que ahora se veía no era un cúmulo de simples pedazos coloreados, sino determinados aspectos del mundo conocido y recordado. ¿Conocido y recordado por quién? Por un instante fue posible una respuesta, pero después, imperceptiblemente, aparecí yo, el sujeto de la experiencia. Al surgir se produjo, según recuerdo, una nueva aclaración de la vista. Los que habían sido al principio sensa puros, y que después de ser interpretados alcanzaron la forma de objetos conocidos, sufrieron un nuevo cambio, convirtiéndose en objetos conscientemente relacionados conmigo: la parte mía plena de recuerdos, hábitos v deseos. Al quedar unidos con el "yo", los objetos percibidos se volvieron más claros, mientras el "yo", con el cual se habían puesto en relación, se interesaba en otros aspectos de la realidad externa, es decir, no como en un principio, el simple ser fisiológico que había sentido los pedazos coloreados, y luego el más desarrollado, pero todavía no autoconsciente, que había percibido esos sensa como la presencia de objetos familiares existentes en un mundo conocido. "Yo" había regresado; y desde que "yo" me interesaba por detalles arquitectónicos y por su historia, las cosas que observaba por la ventana eran, inmediatamente, consideradas como una nueva categoría —es decir, no sólo como casas, sino como casas de un estilo particular y, por lo tanto, poseedoras de caracteres determinados que no podían ser apreciados por ojos tan poco aptos como eran los míos—. Estos caracteres particulares eran ahora percibidos, no porque mis ojos hubieran mejorado súbitamente, sino debido a que mi mente ya había alcanzado la posibilidad de apreciarlos y recoger su significación.
Medité algún tiempo en esta experiencia, no porque sea substancialmente notable o fuera de lo común, sino porque muestra ciertos hechos que todo el que estudia el arte de la visión debe conocer. Estos hechos se pueden resumir así:
*Sensación no es igual a percepción.
*Los ojos y el sistema nervioso producen la sensación, la mente, la percepción.
*La facultad de percibir se relaciona con las experiencias del individuo, es decir, con la memoria.
*La visión clara es el producto de la sensación exacta y de la percepción adecuada.
* Cualquier mejoría en la capacidad de la percepción, tiende a acompañarse por una mejoría de la capacidad de la sensación y, obviamente, por la de ese producto de sensación y percepción, es decir, la visión.

Percepción determinada por la memoria.

Pensar que al aumentar la capacidad de percepción se mejora la sensación y la visión, se demuestra no sólo en las condiciones anormales señaladas, sino también en las actividades más comunes de la vida diaria. El microscopista experimentado verá ciertos elementos en el microscopio que el novato no ve. Si un habitante de una gran ciudad atraviesa un bosque, estará ciego para una multitud de cosas que el campesino verá sin inconvenientes. En el mar, el marino descubrirá objetos lejanos que para el hombre de tierra no existen, y así indefinidamente. En todos los casos, el que se mejore la sensación y la visión es consecuencia del aumento de la
capacidad de percepción, debido al recuerdo de circunstancias parecidas en el pasado. Cuando se desarrolla un tratamiento ortodoxo para la visión defectuosa, sólo se presta atención a un elemento del proceso general de la visión: el mecanismo fisiológico del aparato de la sensación.

La percepción y la memoria, de quienes depende la percepción, no son tomadas en cuenta. En virtud del importante papel que desempeña la mente en todo el proceso de la visión, es normal que cualquier tratamiento etiológico correcto de la visión enferma debe dar prioridad no sólo la sensación, sino también la percepción, y por lógica, los procesos del recuerdo sin los cuales la percepción es
imposible. Es notable que en el método de reeducación del doctor Bates para los pacientes con visión defectuosa, no se descuidan estos fundamentos mentales el proceso total de la visión. Al contrario, muchas de sus técnicas fundamentales van específicamente a la mejoría de la percepción y de esa condición "sine qua non" de la percepción que es la memoria.

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