sábado, 11 de septiembre de 2010

CAPITULO III: SENSACIÓN + SELECCIÓN + PERCEPCIÓN = VISIÓN

Antes de iniciar una descripción detallada de las técnicas del doctor Bates y sus continuadores, me gustaría dedicarle algunas páginas al estudio del proceso de la visión. Este análisis permitirá, espero, aclarar dudas de estas técnicas, algunas de las cuales podrían, de otro modo, aparecer como inexplicables y absurdas.
En el proceso de ver, nuestras mentes toman los hechos del mundo exterior a través de los ojos y del sistema nervioso. En ese momento, la mente, los ojos y el sistema nervioso están íntimamente ligados para formar un todo. Lo que perturbe un elemento de este todo, afectará a los otros elementos. En la práctica observamos que sólo es posible actuar directamente sobre los ojos y la mente, pues el sistema nervioso que los relaciona, no puede ser influenciado más que indirectamente.
La estructura interna y el mecanismo del ojo fueron estudiados minuciosamente, y podemos encontrar grandes descripciones en los libros de oftalmología o de óptica fisiológica. No intentaré hacer un resumen; lo que en verdad me interesa no son las estructuras anatómicas y los mecanismos fisiológicos, sino el proceso de la visión, en el cual, éstas estructuras y mecanismos entran en acción para darle a nuestra mente el conocimiento del mundo exterior.
En los siguientes párrafos utilizaré el vocabulario que emplea el doctor C.D. Broad en "The Mind and Its Place in Nature", un libro que debido a la naturaleza y exactitud de su análisis y la enorme claridad de sus argumentos, se debe incluir entre las obras maestras en la literatura fisiológica moderna.

El hecho de la visión puede ser descompuesto en tres procesos auxiliares: un proceso de sensación, uno de selección, uno de percepción.
Lo que sentimos al ver, es una serie de sensa dentro de un determinado campo. (Un sensum visual es uno de los pedazos coloreados que conforman, por así decirlo, la materia prima de la visión, y el campo visual es la suma de todos estos pedazos coloreados que se pueden sentir en un mismo momento.
A la sensación le sigue la selección, que es un proceso mediante el cual una parte del campo visual es
examinada y separada del resto. La base fisiológica de esto se basa sobre el hecho de que el ojo elabora sus imágenes más claras en el punto central de la retina, la región macular con su diminuta fovea centralis, el punto donde la visión se vuelve más aguda. Hay también, lógicamente, una base psicológica para la selección.
Generalmente, en cualquier circunstancia hay alguna cosa dentro del campo visual, en la que tenemos más interés en diferenciar que cualquier otra parte del campo.

El último proceso es la percepción. Este hecho regula el reconocimiento del sensum seleccionado como la visión de un objeto real que existe en el mundo exterior. Es importante recordar que los objetos reales no se dan como datos acabados. En principio, sólo obtenemos una serie de sensa; y un sensum, para el doctor Broad, es algo que carece de referencias. En otras palabras, el sensum, como tal, es un simple pedazo coloreado que no tiene similitudes con ningún objeto real externo. Éste aparece sólo cuando hemos seleccionado el sensum y lo hemos percibido. Son nuestras mentes, las que interpretan el sensum como un objeto en el espacio.
Un hecho sobresaliente en la conducta de los niños, es que no llegan a este mundo percibiendo claramente los objetos. El recién nacido comienza por sentir una masa de sensa indeterminados, que no selecciona ni percibe como objetos reales. Poco a poco, aprende a diferenciar los sensa que tienen para sus fines específicos, mayor interés y significación. Una vez seleccionados estos sensa, alcanza poco a poco, mediante un proceso de interpretación correcta, la percepción de los objetos externos.

Este don de interpretar sensa como objetos reales externos quizá es innato, pero necesita, para su correcta manifestación, de un depósito de experiencias acumuladas y una memoria capaz de preservar ese depósito. La interpretación de sensa como objetos físicos, sólo se hace rápida y mecánicamente cuando la mente se basa en sus experiencias pasa das de sensa similares que fueron interpretados de un modo análogo.
En los adultos, los procesos de sensación, selección y percepción son siempre simultáneos. Sólo nos damos cuenta del proceso total de ver los objetos, pero nunca de los procesos auxiliares que terminan en la visión. Quizá, privando la actividad de la mente, se pueda lograr la captación de ciertos sensum como tales, o sea, tal y como se presentan a los ojos del recién nacido. Sin embargo, esas captaciones son imperfectas y de poca duración.
Para el adulto, una experiencia de sensación pura sin la percepción de los objetos reales, sólo se logra, en ia mayoría de los casos, en determinadas condiciones anormales, si los mecanismos superiores de la mente fueron desconectados por medicinas o enfermedades. Experiencias así, no pueden ser examinadas introspectivamente mientras tienen lugar; pero frecuentemente, se pueden recordar cuando la mente ha recobrado su estado normal. Recordando estos hechos, se puede obtener un cuadro real de esos procesos de sensación, selección y percepción, que terminan en el proceso 'final de ver los objetos físicos existentes en el mundo exterior.

Un ejemplo

Como ejemplo, comentaré una experiencia personal mientras "regresaba" de un anestésico suministrado en la silla del dentista: Al recobrar el conocimiento, aparecieron sensaciones visuales puras, completamente carentes de significación. Tal como las puedo recordar, no eran objetos que existieran allí, en el mundo familiar y tridimensional de la vida diaria. Eran pedazos coloreados existentes en y por sí mismos, sin ninguno relación con el mundo exterior o conmigo, pues el conocimiento de mi propia identidad faltaba aún por completo, y estas impresiones sensoriales de significación y aisladas del contexto no eran mías; simplemente existían.
Esta forma de conocimiento tuvo una duración de uno a dos minutos; después, el efecto del anestésico se disipó algo más y se dio un cambio notable. Los pedazos coloreados ya no eran simplemente eso, ahora se asociaban con ciertos objetos existentes en el mundo tridimensional exterior —particular mente, el frente de la casa que se observaba a través de la ventana situada frente a la silla en que estaba sentado—. La atención recorrió el campo visual, escogiendo algunas partes y percibiendo éstas como objetos reales. De ser vagos y sin ningún significado, los sensa se transformaron en manifestaciones de cosas concretas, pertenecientes a una categoría familiar y ubicadas en un mundo conocido de objetos sólidos. Así reconocidas y clasificadas, estas percepciones (no les digo "mis" percepciones, ya que "yo" no había hecho aún mi aparición en la escena), se volvieron más evidentes, y un sinnúmero de detalles, no reconocidos mientras los sensa carecían de significación, eran ya percibidos y valorados. Lo que ahora se veía no era un cúmulo de simples pedazos coloreados, sino determinados aspectos del mundo conocido y recordado. ¿Conocido y recordado por quién? Por un instante fue posible una respuesta, pero después, imperceptiblemente, aparecí yo, el sujeto de la experiencia. Al surgir se produjo, según recuerdo, una nueva aclaración de la vista. Los que habían sido al principio sensa puros, y que después de ser interpretados alcanzaron la forma de objetos conocidos, sufrieron un nuevo cambio, convirtiéndose en objetos conscientemente relacionados conmigo: la parte mía plena de recuerdos, hábitos v deseos. Al quedar unidos con el "yo", los objetos percibidos se volvieron más claros, mientras el "yo", con el cual se habían puesto en relación, se interesaba en otros aspectos de la realidad externa, es decir, no como en un principio, el simple ser fisiológico que había sentido los pedazos coloreados, y luego el más desarrollado, pero todavía no autoconsciente, que había percibido esos sensa como la presencia de objetos familiares existentes en un mundo conocido. "Yo" había regresado; y desde que "yo" me interesaba por detalles arquitectónicos y por su historia, las cosas que observaba por la ventana eran, inmediatamente, consideradas como una nueva categoría —es decir, no sólo como casas, sino como casas de un estilo particular y, por lo tanto, poseedoras de caracteres determinados que no podían ser apreciados por ojos tan poco aptos como eran los míos—. Estos caracteres particulares eran ahora percibidos, no porque mis ojos hubieran mejorado súbitamente, sino debido a que mi mente ya había alcanzado la posibilidad de apreciarlos y recoger su significación.
Medité algún tiempo en esta experiencia, no porque sea substancialmente notable o fuera de lo común, sino porque muestra ciertos hechos que todo el que estudia el arte de la visión debe conocer. Estos hechos se pueden resumir así:
*Sensación no es igual a percepción.
*Los ojos y el sistema nervioso producen la sensación, la mente, la percepción.
*La facultad de percibir se relaciona con las experiencias del individuo, es decir, con la memoria.
*La visión clara es el producto de la sensación exacta y de la percepción adecuada.
* Cualquier mejoría en la capacidad de la percepción, tiende a acompañarse por una mejoría de la capacidad de la sensación y, obviamente, por la de ese producto de sensación y percepción, es decir, la visión.

Percepción determinada por la memoria.

Pensar que al aumentar la capacidad de percepción se mejora la sensación y la visión, se demuestra no sólo en las condiciones anormales señaladas, sino también en las actividades más comunes de la vida diaria. El microscopista experimentado verá ciertos elementos en el microscopio que el novato no ve. Si un habitante de una gran ciudad atraviesa un bosque, estará ciego para una multitud de cosas que el campesino verá sin inconvenientes. En el mar, el marino descubrirá objetos lejanos que para el hombre de tierra no existen, y así indefinidamente. En todos los casos, el que se mejore la sensación y la visión es consecuencia del aumento de la
capacidad de percepción, debido al recuerdo de circunstancias parecidas en el pasado. Cuando se desarrolla un tratamiento ortodoxo para la visión defectuosa, sólo se presta atención a un elemento del proceso general de la visión: el mecanismo fisiológico del aparato de la sensación.

La percepción y la memoria, de quienes depende la percepción, no son tomadas en cuenta. En virtud del importante papel que desempeña la mente en todo el proceso de la visión, es normal que cualquier tratamiento etiológico correcto de la visión enferma debe dar prioridad no sólo la sensación, sino también la percepción, y por lógica, los procesos del recuerdo sin los cuales la percepción es
imposible. Es notable que en el método de reeducación del doctor Bates para los pacientes con visión defectuosa, no se descuidan estos fundamentos mentales el proceso total de la visión. Al contrario, muchas de sus técnicas fundamentales van específicamente a la mejoría de la percepción y de esa condición "sine qua non" de la percepción que es la memoria.

viernes, 10 de septiembre de 2010

CAPITULO II: UN MÉTODO DE REEDUCACIÓN VISUAL


A principios del siglo, el doctor W.B. Bates, un oculista de Nueva York, no se encontraba satisfecho con el tratamiento sintomático aplicado a los ojos. En su búsqueda de un substituto para los anteojos, dedicó sus esfuerzos a descubrir si existía algún método de reeducación para normalizar la visión defectuosa.
Como resultado de sus trabajos con gran número de enfermos, concluyó que la mayoría de los defectos de la visión es funcional, debida a los hábitos defectuosos en el uso del aparato visual. Estos hábitos incorrectos están, en opinión del doctor, invariablemente relacionados con un estado de esfuerzo y tensión. Como era de esperarse, dada la naturaleza unitaria del organismo humano, el esfuerzo afecta no sólo al cuerpo sino también a la mente.


El doctor Bates descubrió, mediante las técnicas correctas, que el constante estado de esfuerzo podía ser eliminado, Cuando se alcanza el alivio —es decir, cuando los pacientes han aprendido a usar sus ojos y su mente en forma relajada—, la visión mejora y los defectos de refracción tienden a corregirse por sí mismos. La práctica_de las técnicas de educación sirven. para que los hábitos defectuosos, responsables de la mala visión, sean cambiados por hábitos correctos y, en muchos casos,. la función queda total y_permanentemente normalizada
Ahora bien, es un principio vital ya establecido, que el alivio del funcionamiento tiende siempre a producir una mejoría en el estado orgánico de los tejidos correspondientes. El doctor Bates descubrió que el ojo no era una excepción a esta regla general. Cuando él enfermo aprende a relajar su tensión y comienza a practicar los hábitos correctos para leer, la vis medicatrix naturae puede actuar, con el resultado de que, en muchos casos, a la mejoría de la función le sigue un total restablecimiento de la salud y la integridad orgánica del ojo enfermo.


En 1931 el doctor Bates murió, y hasta el día de su muerte siguió perfeccionando y desarrollando sus métodos para mejorar la función visual. Además, durante los últimos años de su vida, y después de su muerte, sus seguidores de diversas partes del mundo, han ideado cierto número de nuevas aplicaciones eficaces de los aspectos fundamentales que estableció el propio doctor. Gracias a estas técnicas, muchos hombres, mujeres y niños que sufrían diversos problemas visuales, fueron reeducados y han recuperado la normalidad. Para todo aquel que haya estudiado una selección de estos casos, o haya sido tratado mediante el proceso de reeducación visual, es imposible dudar de que hay, por lo menos, otro método idóneo para tratar la visión imperfecta, y que no es el puramente sintomático. Es decir, el que tiene por objeto la supresión de sus causas fisiológicas y psicológicas. No obstante, a pesar del largo tiempo transcurrido, de la calidad y cantidad de los resultados obtenidos mediante su empleo por personal capacitado, la técnica del doctor Bates aún no ha sido reconocida por médicos y oftalmólogos. Pienso
que antes de seguir adelante, será útil enumerar y discutir las razones principales que me llevan a oponerme con este estado de cosas que me parece lamentable.


Motivos para la desaprobación ortodoxa

Antes que nada, el que este método no sea reconocido por la teoría ortodoxa, invita a los aventureros y charlatanes para que se aprovechen de los sufrimientos humanos.
Hay en el mundo sólo algunos maestros conscientes y conocedores del método del doctor Bates. Pero, desgraciadamente, existen también embusteros ignorantes sin escrúpulos que no conocen del sistema más que su nombre. Esto es deplorable, pero no sorprende a nadie. El número de los que no alcanzan alivio alguno con el tratamiento sintomático usual de los defectos de la visión es muy grande, y el método Bates goza de la reputación de ser efectivo en todos los casos. Sin embargo, la técnica no es ortodoxa y, por tanto, sus maestros no deben demostrar legalmente su competencia y capacidad. Una gran clientela potencial, necesita desesperadamente de ayuda, y no pregunta ni exige demostración de conocimientos y aptitud. Estas son las condiciones ideales para la práctica de la charlatanería. Entonces, ¿por-qué asombrarse si ciertamente, afirman que tales fenómenos no existen.
En este argumento la deducción es exacta, pero la conclusión es errónea. Es cierto que los oculistas jamás observaron los fenómenos descritos por Bates y sus seguidores, pero esto es debido a que nunca han visto pacientes que hayan aprendido a utilizar los órganos de la vista relajadamente y sin esfuerzo. Mientras estos órganos se utilicen en un estado de tensión psicofísica, la vis medicatrix naturae no se presentará, y los defectos visuales seguirán, e incluso empeorarán. Los oculistas observarán los fenómenos descritos por Bates sólo en el aspecto que el método de educación visual signifique un alivio al esfuerzo ocular de sus pacientes. El que el fenómeno no pueda observarse en las condiciones que desean los ortodoxos, no quiere decir que no se produzca una vez que estas condiciones cambien, entonces la capacidad curativa del organismo no estará impedida de actuar
y podrá actuar libremente.
Otro motivo, esta vez teórico, se debe añadir a lo que acabamos de ver, para negar la técnica de Bates. Durante su práctica como oculista, el doctor Bates llegó a dudar de la exactitud de la hipótesis comúnmente aceptada sobre la capacidad de acomodación del ojo para la visión próxima y lejana. Este punto había sido objeto de un enorme debate, hasta que finalmente, hace un par de generaciones, la balanza de la opinión médica ortodoxa se inclinó en favor de la hipótesis de Helmholtz, quien atribuye la capacidad de acomodación del ojo al accionar del músculo ciliar sobre el cristalino. Estudiando casos de visión defectuosa, el doctor Bates observó cierto número de hechos que la teoría de Helmholtz parecía incapaz de descifrar. Luego de experimentar con animales y seres humanos, llegó a la conclusión de que el principal factor de la acomodación no era el cristalino, sino los músculos externos del globo ocular, y que la acomodación del ojo para ver los objetos próximos y lejanos se cumple por el alargamiento o acortamiento del globo en su conjunto. Los trabajos que relatan sus experimentos aparecieron en varias revistas médicas, y fueron resumidos en los primeros capítulos de su libro "Perfect Sight Without Glases".


No cuento con la autoridad necesaria para decir si el doctor Bates estaba o no en lo cierto al rechazar la teoría de la acomodación de Helmholtz. Creo, luego de examinar las pruebas, que tanto los músculos externos como el cristalino cumplen su papel en la acomodación.
Esta hipótesis puede ser correcta o no, pero poco me importa. Lo que realmente me interesa no es el
proceso anatómico de la acomodación, sino el "Arte de Ver", y éste no depende de una hipótesis fisiológica. Sosteniendo el hecho de que la teoría de Bates de la acomodación es falsa, los ortodoxos han concluido que su técnica de la educación visual es inútil.
Otra conclusión errónea, gracias a la incapacidad para comprender la naturaleza de un arte o la habilidad psicofísica.

La naturaleza de un arte

Toda habilidad psicofísica, incluyendo el "Arte de Ver", tiene sus propias leyes.'Éstas son establecidas empíricamente por los que desean adquirir esa habilidad, por ejemplo tocar el piano, cantar o hacer equilibrios. Estos individuos descubren, como resultado de una larga práctica, el mejor y más económico método para utilizar su organismo psicofísico con ese objeto particular. Incluso, pueden tener los conceptos más increíbles acerca de la fisiología, pero esto no tendrá la menor importancia mientras tanto la teoría y práctica del funcionamiento psicofísico sea adecuada a su propósito. Si la habilidad psicofísica dependiera para su desarrollo de un amplio conocimiento de la fisiología, nadie hubiera podido aprender un arte. Es posible, por ejemplo, que Bach no haya pensado jamás en la
fisiología de la actividad muscular, y si así lo hizo, seguramente sus pensamientos no eran correctos. Esto, sin embargo, no le impidió utilizar sus músculos para tocar el órgano con enorme destreza. Cualquier arte, insisto, responde sólo a sus propias leyes, y éstas son las leyes del correcto funcionamiento psicofísico, aplicadas a las actividades específicas relacionadas con ese arte.

El "Arte de Ver" es similar a las demás artes psicofísicas fundamentales o primarias, como hablar, caminar o utilizar las manos. Estas habilidades elementales son adquiridas comúnmente en la primera infancia mediante un proceso de auto-instrucción, generalmente inconsciente. Sin embargo, se necesitan varios años para formar hábitos correctos para la visión. Una vez establecidos, los hábitos de utilizar correctamente los órganos mentales y fisiológicos de la vista se hacen automáticos, así como pasa con los hábitos de usar la garganta, la lengua y el paladar para hablar o las piernas para caminar. Pero, mientras es necesaria una grave conmoción mental o física para destruir la costumbre automática de hablar o caminar correctamente; de igual manera el hábito de usar correctamente los órganos visuales puede perderse como consecuencia de trastornos relativamente de poca importancia. Los hábitos para el uso correcto son reemplazados por otros incorrectos. La vista sufre y, en ocasiones, el mal funcionamiento facilita la aparición de enfermedades y disfunciones orgánicas crónicas de los ojos. En ciertos casos, la naturaleza produce una cura espontánea, y los viejos hábitos de la visión correcta se restablecen casi deinmediato. Pero la mayoría debe adquirir de nuevo conscientemente el arte que cuando niños aprendieron inconscientemente.

La técnica de este proceso de reeducación, es la que han presentado el doctor Bates y sus continuadores. Principio elemental sobre el cual descansa la práctica de todo arte.
Debemos preguntarnos primero que nada ¿Cómo estar seguro de cuál es la técnica adecuada? El movimiento se demuestra andando, y la primera y más concluyente prueba del método es su eficacia. La naturaleza del aprendizaje es tal, que no se puede dudar de su eficiencia, pues el proceso ideado por Bates se basa precisamente en los mismos principios sobre los que descansa todo sistema efectivo ideado para el aprendizaje de un arte psicofísico.
No importa el arte que se quiera aprender (acrobacia, tocar el violín, jugar golf, cantar, bailar, etc.), todo buen maestro dirá lo mismo: hay que aprender a combinar la relajación con la actividad, a hacer las cosas sin mayor esfuerzo; trabajar activamente, pero nunca bajo tensión.
Suena extraño hablar de actividad y relajación, pero no lo es. La relajación pasiva se alcanza logrado el estado de completo reposo, mediante un proceso de indolencia consciente. Como un antídoto para el cansancio, como un método para aliviar temporalmente las excesivas tensiones musculares y psicológicas que siempre van de la mano, la relajación pasiva es extraordinaria, pero nunca puede ser todo. Sin embargo, no podemos pasarnos los días esperando y, por lo tanto, no podemos estar siempre en estado de relajación pasiva. Existe también algo que genuinamente podemos, catalogar de relajación dinámica. Ésta es ese estado de cuerpo y mente que se relaciona con un funcionamiento correcto y natural. En cuanto a lo que he llamado las habilidades psicofísicas fundamentales o primarias, el funcionamiento correcto y natural de los órganos correspondientes puede perderse en ciertas ocasiones, pero aunque se haya perdido, puede recuperarse conscientemente mediante las técnicas adecuadas. Cuando se ha vuelto a adquirir éste hábito, el esfuerzo relacionado al mal funcionamiento desaparece, y los órganos vuelven a trabajar en el estado de relajación dinámica
del que hablábamos.

El funcionamiento defectuoso, y su consiguiente esfuerzo, se presentan cuando el "yo" consciente aparece en los hábitos adquiridos instintivamente para el uso adecuado. Esto ocurre cuando se quiere hacer el trabajo a la perfección, o cuando se tiene el sentimiento injusto de estar cometiendo errores.'Para alcanzar cualquier habilidad psicofísica, el "yo" consciente debe dar órdenes, pero no muchas. Debe cuidar la formación de hábitos para el adecuado funcionamiento de éstos, pero no caer nunca en una modesta autonegación. La gran verdad expresada en el campo del espíritu por los maestros de la plegaria de que "cuanto más hay de 'yo' menos hay de Dios",'' ha sido colocada varias ocasiones en fisiología por los maestros de varias artes y habilidades. Mientras más haya de "yo".
menos hay de "naturaleza", esto es el funcionamiento normal y correcto del organismo. El papel que juega el "yo" consciente para disminuir las resistencias y predisponer al cuerpo para la enfermedad, ha sido reconocido por la ciencia médica.

Cuando uno está preocupado, atemorizado o adolorido por un tiempo prolongado o intenso, el "yo" consciente puede llevar al cuerpo a donde se desarrollan las peores enfermedades, por ejemplo úlceras gástricas, tuberculosis, procesos patógenos en las arterias coronarias y una serie de disfunciones de todos los tipos y grados. Incluso, la caída de los dientes en los niños, está frecuentemente relacionada con vivencias protagonizadas por él "yo" consciente. Es imposible que una función tan íntimamente ligada a nuestra vida psicológica como es la de la vista, no sea influenciada por tensiones que tengan su origen en el "yo" consciente. Así pues, es un hecho reconocido que la capacidad de la visión baja grandemente debido a las emociones penosas. Por el contrario, con las técnicas de educación visual, se descubre hasta qué punto este mismo "yo" consciente actúa en los procesos de la visión, incluyendo los casos en que no se trata sólo de emociones lamentables; e interviene, según sabemos, en la misma forma en que participa en los procesos de jugar un deporte o de cantar, cuando desea la meta correspondiente. Pero en el hecho de ver, como en las restantes habilidades psicofísicas, el esfuerzo excesivo para hacerlo bien actúa en contra de su propio fin; esta ansiedad nos lleva a realizar esfuerzos psicológicos y fisiológicos, y el esfuerzo es incompatible con los medios correctos para lograr nuestro objetivo: el funcionamiento normal y natural.

jueves, 9 de septiembre de 2010

CAPITULO I: MEDICINA Y VISIÓN DEFECTUOSA

Antes de comenzar, puntualizo, que este es el primer capitulo de el libro “EL ARTE DE VER”  de Aldous Huxley.

Considero este libro, pieza clave para la curación de la miopía y astigmatismo de forma natural y como todo buen fisioterapeuta con EJERCICIOS Y MOVIMIENTO, logrando así la recuperación total o parcial (dependiendo del el grado de afectación) de la vista reduciendo significativamente la graduación de los anteojos o lentes. 

Medicus curat, natura sanat (el médico cura, la naturaleza sana). Este antiguo aforismo abarca el objeto y propósito de la medicina: proporcionar al organismo enfermo las mejores condiciones internas y externas para que ejerza su propia capacidad autorreguladora y reparadora. Si no existiera vis medicatríx naturae, si no hubieran
fuerzas naturales para la curación, la medicina sería inútil, y cualquier pequeña alteración llevaría a la muerte o surgiría alguna enfermedad crónica.
Si las condiciones son favorables, el organismo enfermo puede sanar gracias a su propia capacidad de autocuración. Si no se restablece, significa que el caso es desesperado o que las condiciones no son favorables, es decir: que con el tratamiento médico aplicado no se logra lo que se lograría con un tratamiento natural adecuado.


Tratamiento corriente de la visión defectuosa
Apoyándonos en estos principios generales, abordaremos el tratamiento médico corriente para los defectos de la vision. En la mayoría de los casos, el único tratamiento consiste en darle al enfermo unos lentes para corregir el vicio de la refracción, que se cree responsable del defecto. Medicus curat, y en buena parte de los casos, el enfermo obtiene una inmediata mejoría de su visión. Pero, ¿qué ocurrió con la Naturaleza y sus procesos curativos? ¿Los
lentes desaparecen los motivos de la visión defectuosa? ¿Recuperan los órganos de la visión el funcionamiento normal como resultado del tratamiento con lentes artificiales? La respuesta a estas preguntas es negativa.

Los lentes sólo neutralizan los síntomas, pero no desaparecen las causas de la visión defectuosa. En vez de mejorar, los ojos provistos de estos recursos se vuelven cada 'vez más débiles. Por lo mismo, se necesitan lentes cada vez más fuertes para la corrección de los síntomas. En una palabra, Medicus curat, natura NON sanat. De esto podemos obtener dos posibilidades: a) los defectos de los órganos de la visión son tan incurables, que sólo pueden ser curados por medios mecánicos, o b) hay algo radicalmente erróneo en los métodos ordinarios de tratamiento. Los ortodoxos aceptan la primera y más pesimista de las alternativas, insistiendo en que la mejoría mecánica de los síntomas es el único tratamiento al que responden los órganos defectuosos de la visión (dejo a un lado los casos de enfermedades de los ojos más o menos agudas que son tratados por la cirugía, limitándome a los defectos visuales más comunes que suelen tratarse por medio de lentes) ¿Curación o alivio de los síntomas?


Si la opinión ortodoxa está en lo cierto —los órganos de la visión no son capaces de curarse por sí mismos, y si sus defectos sólo pueden ser curados por recursos mecánicos—, los ojos deben ser totalmente diferentes a las otras partes del cuerpo humano. En algunas condiciones favorables, los demás órganos tienden a liberarse por sí mismos de sus defectos, pero los ojos no; cuando surgen síntomas de debilidad, según los ortodoxos, sería inútil
hacer un esfuerzo serio para eliminar las causas de estos síntomas; intentar descubrir un tratamiento que ayude a la naturaleza a cumplir su normal tarea de lograr la curación, seria perder el tiempo. Los ojos enfermos son, ex hypothesi, prácticamente incurables; carecen de la vis medicatrix naturae. Lo único que la oftalmología puede hacer en favor de ellos, es ofrecerles medios mecánicos para curar sus síntomas. Sólo justifican esta extraña teoría aquellos que se han dedicado exclusivamente a estudiar las condiciones externas de la visión.

Tratemos algunas importantes observaciones tomadas del libro “Seeing and Human Welfare”, escrito por el doctor Matthew Luckiesh, Director de la General Electric Company’s Lighting Research Laboratory. Los lentes (“útiles muletas”, como el doctor
Luckiesh los llama) combaten los defectos de la herencia, de la edad y del abuso, pero no las causas. Pensemos por un momento que los ojos lisiados fueran piernas lisiadas. ¡Qué triste desfile veríamos en cualquier calle concurrida! Casi todas las personas irían cojeando, muchas usarían muletas, y otras se trasladarían en sillas de ruedas. ¿Cuántos de estos defectos en los ojos se deben a las precarias condiciones para ver, es decir, a la
indiferencia para la visión? No hay estadísticas a la mano, pero un conocimiento de la visión y cíe sus requisitos indica que la mayoría de estos procesos se pueden evitar, y muchos de los restantes pueden ser aliviados o detenidos en su evolución en condiciones adecuadas. En otra parte de su obra afirma: “hasta los efectos de refracción y otras anormalidades en los ojos provocadas por abusos, no son siempre permanentes. Cuando nos enfermamos, la naturaleza desempeña su papel, si nosotros hacemos lo que se debe.

Los OJOS pueden recuperarse, al menos en cierto grado. Disminuir el abuso, mejorando las condiciones de la visión es siempre útil, y conocemos muchos casos en que, gracias a este procedimiento se obtuvieron notables mejorías. Así pues, si el abuso no es corregido a tiempo, el proceso empeorará progresivamente”. He aquí palabras alentadoras que nos permiten albergar la esperanza de que puede haber un tratamiento nuevo y puramente etiológico de los defectos visuales que ocupe el lugar del tratamiento puramente sintomático que actualmente se practica. Sin embargo, esta promesa sólo se cumple
a medias. “La mala iluminación —dice el doctor Luckiesh—, es el motivo más importante del esfuerzo ocular, que muchas veces lleva a defectos y trastornos progresivos”. Todo su libro se dedica a la explicación de este tema.


Añadiré que, dentro de sus limitaciones, es un muy buen libro. Para el que cuenta con una visión defectuosa, la importancia de una buena iluminación es enorme. Y debemos agradecer al doctor Luckiesh por su estudio científico sobre el significado de las palabras “buena iluminación” proporcionando entidades mensurables, como son los “pie
bujías”. Pero los “pie bujías” no son suficientes. Para tratar otros órganos, los médicos no se limitan a mejorar las condiciones externas del funcionamiento; buscan mejorar las condiciones internas, para poder actuar directamente no sólo sobre el elemento fisiológico del órgano enfermo, sino también sobre el medio físico fuera del cuerpo. Cuando las piernas están lisiadas, los médicos se niegan a que sus pacientes lleven muletas. Tampoco
creen que poner reglas para prevenir los accidentes, constituya un tratamiento suficiente para los que están tullidos.
Por el contrario, creen que usar muletas constituye un proceso paliativo y temporal, y mientras ayudan al paciente en las condiciones externas, hacen lo posible para mejorar las condiciones internas de la parte afectada, de modo de ayudar a la naturaleza en su obra de reparación. Algunas de estas medidas, como el descanso, el masaje, la aplicación de luz y calor, se olvidan de la mente del enfermo, y se encaminan directamente a los órganos afectados; su objetivo es mantenerlos relajados, aumentar la circulación y conservar la movilidad. Otras medidas son didácticas y exigen del paciente una coordinación de mente y cuerpo. Recurriendo al factor psicológico, se obtienen muchas veces resultados notables.

Un buen maestro, empleando la técnica correcta, puede muchas veces educar a
la víctima de un accidente o de una parálisis para que, poco a poco, recupere sus funciones perdidas y, con el restablecimiento de la función, alcance el mejoramiento de su salud y la integridad del órgano defectuoso. Si esto puede hacerse con las piernas lisiadas, ¿no podría hacerse también algo similar con los ojos defectuosos? A esta pregunta, la teoría ortodoxa contesta que no, pues considera como un dogma el que los ojos enfermos son incurables y no pueden, a pesar de su íntima y particular relación con la psique, ser reeducados y normalizados por un proceso de coordinación somática-mental, La posición ortodoxa es tan poco lógica y tan lejana de la realidad, que nos maravillamos de que se la haya aceptado de un-modo tan total y sin discusión. De cualquier manera, la fuerza
del hábito y de la autoridad es tanta que todos la hemos admitido como correcta. En la actualidad, sólo la rechazan aquellos que tienen razones personales para saber que es falsa. Yo soy-uno de ellos. Afortunadamente, por mi experiencia personal, pude descubrir que los ojos no carecen de vis medicatrix naturae, que mitigar los síntomas no es el único camino para mejorar la visión defectuosa, que la visión puede ser reeducada y normalizada
gracias a una adecuada coordinación psicosomática y, finalmente, que al mejorar el funcionamiento se mejora también el estado general del órgano dañado. Mi experiencia personal ha sido confirmada por la observación de muchos otros casos que han recurrido al mismo tratamiento de educación visual. De esta manera, no nos es posible aceptar la teoría ortodoxa ordinaria con sus pesimistas resultados prácticos.

SISTEMA DE DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DE DESARROLLO TEMPRANO DE FERENC KATONA.

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Modelos sensoriomotores elementales.
Uno de los logros más relevantes en el trabajo del Departamento de Neurología del Desarrollo y Neuro-Rehabilitación fue el de identificar un conjunto de patrones motores elementales, los cuales pueden ser utilizados por un lado para el diagnóstico y por otro como procedimientos habilitatorios para niños de alto riesgo, estos patrones se presentan desde la semana 28 ó 29 de gestación del infante
(Katona, 1982). La base en el funcionamiento de este tipo de modelos se encuentra en las estructuras involucradas en la génesis de los movimientos y su coordinación, tal es el caso de la actividad de las vías vestíbulo espinal y retículo espinal, el cerebelo, el arquicerebelo, el globus pallidum en los ganglios basales y el diencéfalo. Estos modelos o patrones representan un conjunto de movimientos complejos que involucran una tendencia ontogenética, además de que son estereotipados, específicos y automáticos (Katona, 1982, 1988).

Sentado en el aire. Se toma al infante por los muslos, con la espalda hacia el pecho del examinador, evitando apoyar al niño en el. Inicialmente la cabeza y el tronco tienden a curvarse pero esto continua con un proceso de verticalización del tronco y la cabeza.


Arrastre o desliz elemental. Se coloca al lactante en una pendiente , con una inclinación de 30º aprox., de modo que su cabeza quede en dirección hacia abajo. El proceso consiste en la producción de movimientos regulares en los brazos y piernas. Se observa la flexión de la cadera, rodilla, tobillo, continuando con la extensión de las piernas

Gateo asistido. Se coloca al infante en posición prona, se eleva la cabeza de forma que la boca quede de manera horizontal, el examinador coloca la mano en el vientre del infante levantando su tronco hasta que los brazos y piernas contacten con la mesa. La respuesta del infante son movimientos regulares de los miembros (una especie de gateo)

 
En base a lo anterior su reproducción se utiliza para diagnosticar el comportamiento motriz del infante, el tono muscular del cuello, tronco y extremidades, además de permitir evaluar la postura en la ejecución de los movimientos y el grado de activación de estos.

Referencia.
Perez Martinez J.A, Zanabria Salcedo M.A, medigrahic, plasticidad y restauración neurológica, vol. 3 (59-62) enero- diciembre. 2004.