viernes, 10 de septiembre de 2010

CAPITULO II: UN MÉTODO DE REEDUCACIÓN VISUAL


A principios del siglo, el doctor W.B. Bates, un oculista de Nueva York, no se encontraba satisfecho con el tratamiento sintomático aplicado a los ojos. En su búsqueda de un substituto para los anteojos, dedicó sus esfuerzos a descubrir si existía algún método de reeducación para normalizar la visión defectuosa.
Como resultado de sus trabajos con gran número de enfermos, concluyó que la mayoría de los defectos de la visión es funcional, debida a los hábitos defectuosos en el uso del aparato visual. Estos hábitos incorrectos están, en opinión del doctor, invariablemente relacionados con un estado de esfuerzo y tensión. Como era de esperarse, dada la naturaleza unitaria del organismo humano, el esfuerzo afecta no sólo al cuerpo sino también a la mente.


El doctor Bates descubrió, mediante las técnicas correctas, que el constante estado de esfuerzo podía ser eliminado, Cuando se alcanza el alivio —es decir, cuando los pacientes han aprendido a usar sus ojos y su mente en forma relajada—, la visión mejora y los defectos de refracción tienden a corregirse por sí mismos. La práctica_de las técnicas de educación sirven. para que los hábitos defectuosos, responsables de la mala visión, sean cambiados por hábitos correctos y, en muchos casos,. la función queda total y_permanentemente normalizada
Ahora bien, es un principio vital ya establecido, que el alivio del funcionamiento tiende siempre a producir una mejoría en el estado orgánico de los tejidos correspondientes. El doctor Bates descubrió que el ojo no era una excepción a esta regla general. Cuando él enfermo aprende a relajar su tensión y comienza a practicar los hábitos correctos para leer, la vis medicatrix naturae puede actuar, con el resultado de que, en muchos casos, a la mejoría de la función le sigue un total restablecimiento de la salud y la integridad orgánica del ojo enfermo.


En 1931 el doctor Bates murió, y hasta el día de su muerte siguió perfeccionando y desarrollando sus métodos para mejorar la función visual. Además, durante los últimos años de su vida, y después de su muerte, sus seguidores de diversas partes del mundo, han ideado cierto número de nuevas aplicaciones eficaces de los aspectos fundamentales que estableció el propio doctor. Gracias a estas técnicas, muchos hombres, mujeres y niños que sufrían diversos problemas visuales, fueron reeducados y han recuperado la normalidad. Para todo aquel que haya estudiado una selección de estos casos, o haya sido tratado mediante el proceso de reeducación visual, es imposible dudar de que hay, por lo menos, otro método idóneo para tratar la visión imperfecta, y que no es el puramente sintomático. Es decir, el que tiene por objeto la supresión de sus causas fisiológicas y psicológicas. No obstante, a pesar del largo tiempo transcurrido, de la calidad y cantidad de los resultados obtenidos mediante su empleo por personal capacitado, la técnica del doctor Bates aún no ha sido reconocida por médicos y oftalmólogos. Pienso
que antes de seguir adelante, será útil enumerar y discutir las razones principales que me llevan a oponerme con este estado de cosas que me parece lamentable.


Motivos para la desaprobación ortodoxa

Antes que nada, el que este método no sea reconocido por la teoría ortodoxa, invita a los aventureros y charlatanes para que se aprovechen de los sufrimientos humanos.
Hay en el mundo sólo algunos maestros conscientes y conocedores del método del doctor Bates. Pero, desgraciadamente, existen también embusteros ignorantes sin escrúpulos que no conocen del sistema más que su nombre. Esto es deplorable, pero no sorprende a nadie. El número de los que no alcanzan alivio alguno con el tratamiento sintomático usual de los defectos de la visión es muy grande, y el método Bates goza de la reputación de ser efectivo en todos los casos. Sin embargo, la técnica no es ortodoxa y, por tanto, sus maestros no deben demostrar legalmente su competencia y capacidad. Una gran clientela potencial, necesita desesperadamente de ayuda, y no pregunta ni exige demostración de conocimientos y aptitud. Estas son las condiciones ideales para la práctica de la charlatanería. Entonces, ¿por-qué asombrarse si ciertamente, afirman que tales fenómenos no existen.
En este argumento la deducción es exacta, pero la conclusión es errónea. Es cierto que los oculistas jamás observaron los fenómenos descritos por Bates y sus seguidores, pero esto es debido a que nunca han visto pacientes que hayan aprendido a utilizar los órganos de la vista relajadamente y sin esfuerzo. Mientras estos órganos se utilicen en un estado de tensión psicofísica, la vis medicatrix naturae no se presentará, y los defectos visuales seguirán, e incluso empeorarán. Los oculistas observarán los fenómenos descritos por Bates sólo en el aspecto que el método de educación visual signifique un alivio al esfuerzo ocular de sus pacientes. El que el fenómeno no pueda observarse en las condiciones que desean los ortodoxos, no quiere decir que no se produzca una vez que estas condiciones cambien, entonces la capacidad curativa del organismo no estará impedida de actuar
y podrá actuar libremente.
Otro motivo, esta vez teórico, se debe añadir a lo que acabamos de ver, para negar la técnica de Bates. Durante su práctica como oculista, el doctor Bates llegó a dudar de la exactitud de la hipótesis comúnmente aceptada sobre la capacidad de acomodación del ojo para la visión próxima y lejana. Este punto había sido objeto de un enorme debate, hasta que finalmente, hace un par de generaciones, la balanza de la opinión médica ortodoxa se inclinó en favor de la hipótesis de Helmholtz, quien atribuye la capacidad de acomodación del ojo al accionar del músculo ciliar sobre el cristalino. Estudiando casos de visión defectuosa, el doctor Bates observó cierto número de hechos que la teoría de Helmholtz parecía incapaz de descifrar. Luego de experimentar con animales y seres humanos, llegó a la conclusión de que el principal factor de la acomodación no era el cristalino, sino los músculos externos del globo ocular, y que la acomodación del ojo para ver los objetos próximos y lejanos se cumple por el alargamiento o acortamiento del globo en su conjunto. Los trabajos que relatan sus experimentos aparecieron en varias revistas médicas, y fueron resumidos en los primeros capítulos de su libro "Perfect Sight Without Glases".


No cuento con la autoridad necesaria para decir si el doctor Bates estaba o no en lo cierto al rechazar la teoría de la acomodación de Helmholtz. Creo, luego de examinar las pruebas, que tanto los músculos externos como el cristalino cumplen su papel en la acomodación.
Esta hipótesis puede ser correcta o no, pero poco me importa. Lo que realmente me interesa no es el
proceso anatómico de la acomodación, sino el "Arte de Ver", y éste no depende de una hipótesis fisiológica. Sosteniendo el hecho de que la teoría de Bates de la acomodación es falsa, los ortodoxos han concluido que su técnica de la educación visual es inútil.
Otra conclusión errónea, gracias a la incapacidad para comprender la naturaleza de un arte o la habilidad psicofísica.

La naturaleza de un arte

Toda habilidad psicofísica, incluyendo el "Arte de Ver", tiene sus propias leyes.'Éstas son establecidas empíricamente por los que desean adquirir esa habilidad, por ejemplo tocar el piano, cantar o hacer equilibrios. Estos individuos descubren, como resultado de una larga práctica, el mejor y más económico método para utilizar su organismo psicofísico con ese objeto particular. Incluso, pueden tener los conceptos más increíbles acerca de la fisiología, pero esto no tendrá la menor importancia mientras tanto la teoría y práctica del funcionamiento psicofísico sea adecuada a su propósito. Si la habilidad psicofísica dependiera para su desarrollo de un amplio conocimiento de la fisiología, nadie hubiera podido aprender un arte. Es posible, por ejemplo, que Bach no haya pensado jamás en la
fisiología de la actividad muscular, y si así lo hizo, seguramente sus pensamientos no eran correctos. Esto, sin embargo, no le impidió utilizar sus músculos para tocar el órgano con enorme destreza. Cualquier arte, insisto, responde sólo a sus propias leyes, y éstas son las leyes del correcto funcionamiento psicofísico, aplicadas a las actividades específicas relacionadas con ese arte.

El "Arte de Ver" es similar a las demás artes psicofísicas fundamentales o primarias, como hablar, caminar o utilizar las manos. Estas habilidades elementales son adquiridas comúnmente en la primera infancia mediante un proceso de auto-instrucción, generalmente inconsciente. Sin embargo, se necesitan varios años para formar hábitos correctos para la visión. Una vez establecidos, los hábitos de utilizar correctamente los órganos mentales y fisiológicos de la vista se hacen automáticos, así como pasa con los hábitos de usar la garganta, la lengua y el paladar para hablar o las piernas para caminar. Pero, mientras es necesaria una grave conmoción mental o física para destruir la costumbre automática de hablar o caminar correctamente; de igual manera el hábito de usar correctamente los órganos visuales puede perderse como consecuencia de trastornos relativamente de poca importancia. Los hábitos para el uso correcto son reemplazados por otros incorrectos. La vista sufre y, en ocasiones, el mal funcionamiento facilita la aparición de enfermedades y disfunciones orgánicas crónicas de los ojos. En ciertos casos, la naturaleza produce una cura espontánea, y los viejos hábitos de la visión correcta se restablecen casi deinmediato. Pero la mayoría debe adquirir de nuevo conscientemente el arte que cuando niños aprendieron inconscientemente.

La técnica de este proceso de reeducación, es la que han presentado el doctor Bates y sus continuadores. Principio elemental sobre el cual descansa la práctica de todo arte.
Debemos preguntarnos primero que nada ¿Cómo estar seguro de cuál es la técnica adecuada? El movimiento se demuestra andando, y la primera y más concluyente prueba del método es su eficacia. La naturaleza del aprendizaje es tal, que no se puede dudar de su eficiencia, pues el proceso ideado por Bates se basa precisamente en los mismos principios sobre los que descansa todo sistema efectivo ideado para el aprendizaje de un arte psicofísico.
No importa el arte que se quiera aprender (acrobacia, tocar el violín, jugar golf, cantar, bailar, etc.), todo buen maestro dirá lo mismo: hay que aprender a combinar la relajación con la actividad, a hacer las cosas sin mayor esfuerzo; trabajar activamente, pero nunca bajo tensión.
Suena extraño hablar de actividad y relajación, pero no lo es. La relajación pasiva se alcanza logrado el estado de completo reposo, mediante un proceso de indolencia consciente. Como un antídoto para el cansancio, como un método para aliviar temporalmente las excesivas tensiones musculares y psicológicas que siempre van de la mano, la relajación pasiva es extraordinaria, pero nunca puede ser todo. Sin embargo, no podemos pasarnos los días esperando y, por lo tanto, no podemos estar siempre en estado de relajación pasiva. Existe también algo que genuinamente podemos, catalogar de relajación dinámica. Ésta es ese estado de cuerpo y mente que se relaciona con un funcionamiento correcto y natural. En cuanto a lo que he llamado las habilidades psicofísicas fundamentales o primarias, el funcionamiento correcto y natural de los órganos correspondientes puede perderse en ciertas ocasiones, pero aunque se haya perdido, puede recuperarse conscientemente mediante las técnicas adecuadas. Cuando se ha vuelto a adquirir éste hábito, el esfuerzo relacionado al mal funcionamiento desaparece, y los órganos vuelven a trabajar en el estado de relajación dinámica
del que hablábamos.

El funcionamiento defectuoso, y su consiguiente esfuerzo, se presentan cuando el "yo" consciente aparece en los hábitos adquiridos instintivamente para el uso adecuado. Esto ocurre cuando se quiere hacer el trabajo a la perfección, o cuando se tiene el sentimiento injusto de estar cometiendo errores.'Para alcanzar cualquier habilidad psicofísica, el "yo" consciente debe dar órdenes, pero no muchas. Debe cuidar la formación de hábitos para el adecuado funcionamiento de éstos, pero no caer nunca en una modesta autonegación. La gran verdad expresada en el campo del espíritu por los maestros de la plegaria de que "cuanto más hay de 'yo' menos hay de Dios",'' ha sido colocada varias ocasiones en fisiología por los maestros de varias artes y habilidades. Mientras más haya de "yo".
menos hay de "naturaleza", esto es el funcionamiento normal y correcto del organismo. El papel que juega el "yo" consciente para disminuir las resistencias y predisponer al cuerpo para la enfermedad, ha sido reconocido por la ciencia médica.

Cuando uno está preocupado, atemorizado o adolorido por un tiempo prolongado o intenso, el "yo" consciente puede llevar al cuerpo a donde se desarrollan las peores enfermedades, por ejemplo úlceras gástricas, tuberculosis, procesos patógenos en las arterias coronarias y una serie de disfunciones de todos los tipos y grados. Incluso, la caída de los dientes en los niños, está frecuentemente relacionada con vivencias protagonizadas por él "yo" consciente. Es imposible que una función tan íntimamente ligada a nuestra vida psicológica como es la de la vista, no sea influenciada por tensiones que tengan su origen en el "yo" consciente. Así pues, es un hecho reconocido que la capacidad de la visión baja grandemente debido a las emociones penosas. Por el contrario, con las técnicas de educación visual, se descubre hasta qué punto este mismo "yo" consciente actúa en los procesos de la visión, incluyendo los casos en que no se trata sólo de emociones lamentables; e interviene, según sabemos, en la misma forma en que participa en los procesos de jugar un deporte o de cantar, cuando desea la meta correspondiente. Pero en el hecho de ver, como en las restantes habilidades psicofísicas, el esfuerzo excesivo para hacerlo bien actúa en contra de su propio fin; esta ansiedad nos lleva a realizar esfuerzos psicológicos y fisiológicos, y el esfuerzo es incompatible con los medios correctos para lograr nuestro objetivo: el funcionamiento normal y natural.

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